martes, 5 de enero de 2010

10 comentarios:

  1. Un relato que habla de sensaciones sobre todo físicas y naturales. Me gusta. Sólo un detalle: ¿Por qué la chica no tiene nombre? Pienso que quedaría mejor darle un nombre a la protagonista. Las descripciones me parecen muy curradas.

    Un besote.

    ResponderEliminar
  2. Nadie tiene nombre tienen funciones, son arquetipos: la joven, en la pasado la estudiante; el apicultor; la mujer del apicultor, también casera; La abeja; la reina y la miel. La verdad no me interesaban los nombres. Sólo lo tienen los oceános y los continentes.
    Oye Sara, te iba a mandar un correo porque tu entrada del blog se ha colgado mal. Se come las primeras letras y los guiones de los diálogos. Me iba a leer el relato aprovechando que estoy de vacas y me he dado cuenta. Te voy aescribir el correo que seguramente lo veas antes. Hasta luego.

    ResponderEliminar
  3. A que eres María! Os mando el correo a las dos.

    ResponderEliminar
  4. Me gustó. Me descolocó el final, la última escena. Quizás porque esperaba que se cierre el primer tema con el que abre el relato, que la chica sólo nombra al final. Y otra cosa, toda una experta en apicultura! .. Interesante!
    Clara-

    ResponderEliminar
  5. Hola Clara qué gusto leerte por aquí.

    Yo no sé mucho de apicultura pero mi yo narrador sí que sabe.

    ResponderEliminar
  6. qué bueno! me llevo todo ese calor y sabor a miel reflexiva conmigo!! jeje
    una pena que no pudieras leerlo en clase entero.
    un abrazo compañero, soy aurora. a ver si me deja publicar el comentarioooo!!!!

    ResponderEliminar
  7. TE decía, hasta qe borré, que el viernes no era mi día de leer porque tenía los ojos machacaos. Así que agradecí que el Carmona no estuviera escuchador. Gracias por el comentario y por los abrazos ambisexos

    ResponderEliminar